Numero 2.657 del inventario.—Un monte denominado el Carrascal, sito en termino de Borobia, distante del pueblo unos 2 Kilómetros en dirección S., con exposición N.: su suelo es accidentado, cretáceo, de poco fondo y con escasos pastos, poblado de encinas de mala calidad, y linda N., con labores de las cañadas del corral de piedra y de los Terreros; al S., con el termino de Pomer y el mojón de Ciria; al E., con labores de la Fuente de Montepadres y de Costado Rodrigo, y al O., con las cañadas del Coscojar y del Caladizo: mide 310 hectáreas, 38 áreas y 69 centiáreas, equivalentes a 482 fanegas de marco nacional. Se ha fijado en Borobia anuncio para la subasta de esta finca, que ha sido capitalizada por la renta anual de 90 pesetas graduada por los peritos, en 2025 pesetas, deslindada por el practico Manuel Ruiz, y tasada por el Agrimensor de la Hacienda D. Tiburcio Ortega y Moreno, el suelo en 1500 pesetas y el vuelo en 750, que en junto hacen 2230 pesetas, tipo.

Número 338 del inventario. = Un horno para pan, sito en la villa de Borobia y plaza del Pilar, procedente de sus propios, el cual lleva en renta Blas Orte de la misma vecindad por la anual de 2.500 rs. Tiene una superficie de 168 varas cuadradas y linda al N. con calle de la Umbría, al E. con la de la Torre, al S. con la plaza, y al O. E. con calleja de la Umbría. La planta de este edificio es de figura irregular, y consta de solo planta baja en que se encuentra el horno cuyo asiento es de piedra sillar; su construcción es de mampostearía ordinaria y se halla en regular estado de conservación. Se ha fijado en dicha villa anuncio para la subasta de esta finca, que ha sido tasada por los peritos en 4.140 rs., y capitalizada por la administración del ramo y con arreglo a la expresada renta en 45.000 rs. que servirán de tipo para la subasta.

RESUMEN: Contribución al estudio del papel que los miembros de la alta nobleza jugaron en la vida política y social de las ciudades castellanas a fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI. El autor se centra en el caso de la ciudad de Soria, que apenas contó con nobles de alto rango en esta época entre sus vecinos. Demuestra que los señores de Ciria y Borobia, segundones del linaje de alta
nobleza de los Arellano, trataron de integrarse en la sociedad política soriana, pero tropezaron con fuerte resistencia. Y sólo el estallido de la revuelta comunera les proporcionó la oportunidad que buscaban para tener un papel más activo en la vida política soriana, que trataron de mantener tras su aplastamiento, aunque sin éxito a medio plazo.